En la Roma imperial, los estándares de belleza masculina estaban muy claros: el romano ideal debía ser alto y musculoso, con largas piernas, abundante y espesa cabellera (pero no muy peludo), frente alta y despejada (signo de inteligencia), ojos grandes, cejas marcadas, nariz fuerte de perfil recto, boca pequeña y mandíbula poderosa. Los mayas, en cambio, consideraban bello el estrabismo; hasta el punto de que las madres ponían dos vasijas ante los ojos de sus bebés, para desviar sus ejes visuales. En la antigua caligrafía china, el ideograma de “hermosura” se escribía mezclando los pictogramas de “oveja” y “corpulencia”…Desde que en el siglo VI antes de Cristo, Pitágoras de Samos estableciera una conexión entre la belleza y las matemáticas, los seres humanos han tratado de definir y poseer esa cualidad inaprensible, “ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica” (Borges dixit).
…las claves de la belleza humana a través de los siglos: su búsqueda y recreación; pues no otra cosa es el arte, el único intento realmente conseguido de hacerla perdurar en el tiempo. Revista Muy Historia nº13. La belleza a través de la historia.
Éste es el lascivo editorial de José Pardina, director de Muy. Sugerente, evocador, atrayente, lozano, irresistible, delicioso…definitivamente, estoy hecho para el pecado.
jueves, 15 de noviembre de 2007
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